amiguitos del alma, les queremos un huevo. por eso les contamos todo lo que se nos pasa por la cabeza, que a decir verdad, no es mucho y ni siquiera interesante. pero la publicidad tiene estas cosas. hay que estar, hay que ser, pero sobre todo, hay que dejarse ver. probablemente ese sea uno de nuestros problemas, siempre entre el coche y la comisaría, deteniendo y matando. el ciclo constante de la vida y el de la muerte, la pescadilla que se muerde la cola, un maléfico loop instrumental. como el contenido está prácticamente listo, estamos centrándonos en el estilismo del continente. qué pena no vivir en el upper east side para tener un estilo de las revistas para jóvenes marujas. o casi mejor, porque al final sería el mismo de los demás. bota-chanclas, minifalda y camiseta de tirantes. el grupozeta marcando estilo. y no por interviú. ¡aaaaarg! por lo menos la realidad nos da de vez en cuando una tregua, incluso alguna alegría. aunque como en casi todo, somos agnósticos, así que, en vez de alegrarnos mucho, nos lo tomamos todo con un ligero alboroto. que seguramente sea otro de nuestros problemas. las cosas malas son así menos malas, pero las buenas a veces no llegan ni a eso. con lo valiente que era uno cuando empezó en la academia, podía con todo, luchaba contra todo, compañeros, oficiales, delincuentes, periodistas... ahora, nos desangramos con cada rasguño, y no hablamos de diminutos felinos domésticos que no llegaron a conseguirlo a pesar de todo. o a lo mejor sí. por lo menos ha vuelto breaking bad, que ahí sí que lo pasan mal. pobre jessie pinkman, tener que aguantar al calvo egoísta. ya ven, la irrealidad es muy entrenetida. mucho más que lo verdadero, que además, hace pupita en cuanto bajas la guardia, cosa que no ocurre mucho. pero está claro que hay alguien vigilando para aprovechar. que tenga cuidado, que aunque lo nuestro sea muy bonito, tenemos un acierto del 99% entre ceja y ceja.