la última vez que pisamos un cine fue para ver la última película, para nosostros, amigos, disfrutable de woody allen, match point. podría haber alguna más reciente, pero no tan buena como para recordarla. mentimos: la última vez que pisamos un cine fue hace un par de años para tocar en un ciclo en el que participaba nuestro colega javier tolentino. mentimos otra vez: la última vez fue ayer, para ver beginners. antes de eso nos despedimos, entre lágrimas, de un pequeño animal irracional. seguimos sorprendidos de que algo que no es capaz de emitir más que maullidos te haga sentir tan vulnerable, sobre todo después de haber dado matarile a varios delincuentes llororos y suplicantes sin la más mínima sombra de duda. como decíamos el otro día, preferimos no pensar en lo que eso significa. la película estuvo bastante entretenida, que es lo único que se le puede pedir últimamente a casi todo: series, películas, discos, libros o filosofía. lo de que te hagan pensar es algo muy siglo XX. aunque hay veces que las cosas entretenidas tienen su profundidad, y no hablamos de animales irracionales ni de cómo se las apañan para romperte el corazón sin decir una sola palabra. pero es que tenían que verle, que tocarle, que oírle... los clint tenemos mucho que aprender de los animales, definitivamente. buena película, insistimos. nos pareció tan entretenida como no controles, o más que entretenida, entrañable. una de esas películas en las que te quedarías a vivir un rato. como los discos buenos, o mejor dicho, como los discos malos.
