ya ven que hemos cambiado, amigos, el blanco casi inmaculado por el rojo sangre y el negro futuro. nos ha costado, ya se pueden imaginar que alguien que lleva tanto años patrullando las calles es bastante limitado en las cosas de casa. el caso es que nos hemos puesto ropa nueva, que ya olía un poco. preparándonos para lo que está por venir, y no les hablamos de la menstruación. este es el chiste estrella, amigos; ya les dijimos que nos estamos preparando un rooster de ellos, para amenizar los directos, que por lo visto lo de no llevar cantante hace que las actuaciones se restientan. ya a finales de nuestras patrullas por españa empezamos tímidamente a contar alguno, incluso en directo por la radio, y se dejaron ver algunas sonrisas, tímidas, como nosotros mismos. suponemos que el chiste no era tan bueno como el de hoy. ya tenemos la recámara rebosante de balas de oro, unas con más kilates que otras, pero mortales todas. ya era hora, pensarán algunos, tres años y medio después... pues qué les vamos a decir, tienen razón, pero si decir cosas interesantes con palabras es complicado, imagínense así, a pelo. sin una voz que emocione, sin la prosa de los cantautores, sin la poesía de los rockeros. tres años y medio para grabar 35 minutos escasos, amigos. eso un haiku, y no los de los japoneses. hemos sintetizado casi mil días de arrestos, persecuciones, disparos, heridas, secuestros, asesinatos e informes, sin contar una palabra de ellos, como hacía john barry pero totalmente de casualidad, como surgen las cosas bonitas. la vanidad nos quiere obligar a enseñarles cómo brillan, cómo encajan en el tambor, cómo suenan al levantar el percutor, pero nosotros, que somos como el cabo chusquero, el encargao de la obra o cárlos boyero, perros viejos, le soltamos un par de hostias para que se calle un poquito y aguantamos hasta que se recupere otra vez. una vez que la bala sale del cañón, ya no hay vuelta atrás, y, con nuestra puntería, seguro que va a la cabeza.