Melodías de ayer y hoy
HUESCA.- "Somos una banda de bautizos, bodas y funerales". Así, con estas palabras, arrancaba el viernes la actuación del grupo madrileño Clint en la Sala Edén. Una actuación muy diferente a las que se han podido ver en las últimas semanas en la conocida sala oscense, donde el ciclo Ritmo y Blues en Aragón ha sido pródigo en exhibicionismo instrumental. Por el contrario, Clint, eludiendo cualquier tipo de virtuosismo, se intercambiaron los instrumentos (cuerdas, vientos, teclados, batería) a lo largo de toda su actuación.
En su caso, está muy claro de donde proceden sus fuentes de inspiración: los nombres de guerra de sus cuatro componentes (que visten de riguroso traje negro con corbata) son Harry el Fuerte, Harry el Ejecutor, Harry el Sucio y Harry Callahan; y está claro que el nombre del grupo deriva de su admiración por Clint Eastwood, protagonista en su día de los spaghetti westerns más famosos dirigidos por Sergio Leone, a los que puso banda sonora el gran Ennio Morricone. Y precisamente este compositor italiano es uno de los referentes principales en la música de Clint, como también lo son el surf-rock de Dick Dale y de los Surfaris, la estética Tarantino, el rock instrumental de los Shadows y los Tornados (o aquí en España, los Pekenikes y los Relámpagos), los restallantes riffs de Link Wray, los arreglos de vientos de Love y de Calexico, la elegancia de la lounge music y el encanto del retrofuturismo.
Y, a pesar del hándicap que supone hacer música instrumental (comentaron de forma irónica que "el cantante estaba indispuesto"), al final lograron conectar con un público que al principio estaba realmente asombrado. En su actuación oscense interpretaron temas de sus dos discos y bastantes otros nuevos, destacando "Rockanroleza muerta", "Vacaciones" (con ese aire de easy listening a lo "Vacaciones en el mar"), "Ocaso y funeral de Morris" (puro Morricone) o, ya al final, "Los tipos duros también bailan", que da título a su segundo disco, y "Negro zaino", a ritmo de pasodoble. Fue una actuación corta, sí, pero intensa y altamente disfrutable gracias a ese ramillete de melodías de ayer, de hoy y de siempre.