si algo está claro, amigos, es que todo acaba. y no sólo te das cuenta cuando lo dice rem; la certeza te asalta mucho más acuáticamente cuando observas la fragilidad de una nueva vida. los bebés tienen el mismo poder contemplatorio que el fuego o que el agua. no sabemos por qué, pero dan que pensar, por pobres que sean los pensamientos. nosotros pensamos con notas musicales, fa, fa, fa, mi, re, si. si, si, do, sol, la menor. los pensamientos que surgen de nuestra contemplación son superficiales y absurdos, como un disco de interpol, pero mucho más entretenidos. te pones a mirar y te salen veinte canciones, por eso vamos con libreta y el boli en el bolsillo de la camisa. nunca sabes cuándo te vas a encontrar con un bebé al que puedas ponerte a mirar sin resultar sospechoso. nunca sabes cuándo vas a sufrir de incontinencia musical. nunca se sabe casi nada, y aún menos sabemos cómo se puede salir a la calle con semejante ignorancia. suponemos que se sale precisamente por ella, bendita ignorancia. pobres bebés, lo que les espera. deseamos que lo mejor, aunque tememos que lo peor. fa, fa, fa, fa, fa, fa, fa, fa, fa.