Wednesday, June 07, 2006

lo que el viento se llevó




siempre nos ha parecido a los clint que lo mejor de un concierto es el final que nadie ve. cuando hay que subir – o bajar - las cositas con las que se toca. pero hay algo incluso mejor. cuando estás tocando (flipando) en el escenario y ¡plas! adiós monitores. y lo más ridículo que puede hacer un grupo de rock es no hacer rock ni hacer nada, sino mirar con cara de ¿y ahora qué? ahora me cargo al técnico, joder. pero como los clint somos buenos tipos, dejamos las mágnum en su sitio en vez de descargarlas entre todos los que pululaban por allí. y ese olor a quemadito... y las cinco de la tarde, con la solana, el viento huracanado, la guitarra eléctrica rota, sin monitores, la española que no suena, el oluzo a quemazón y el monitor que escupe hostias de sonido. ¡pim pam pum! vamos, que hay que tener mucha sangre fría para no liarse a cañonazos con la mágnum. los clint estamos seguros que hay una impronta que ignoramos por la que la gente inconsciente de barcelona se da cuenta de que aquí no hay playa y de que venimos de la mismísima capital de este país de risa, y esa misma impronta hace que se jodan los aparatos, las cuerdas, que haya viento y calor al mismo tiempo y que las alcantarillas de esta bonita ciudad despidan toda la mierda que hay, que la hay, y te venga todo el rato a la puntita. de la nariz. ¿y los demás conciertos? ...

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