preguntas

¿qué hacer? estas preguntas, que en un examen de sintaxis dan para sobresaliente, por lo menos, en la vida real son las que te hacen suspender. la vida es un puto y continuo examen. cuando en las películas ves al héroe en una encrucijada, sabes lo que va a hacer, sabes lo que tiene que hacer. pero como tú no eres un héroe, ni estás en una peli, te quedas pensando, dándole vueltas a una pregunta tan ridícula como hijadeputa. en estos casos en los que no hay balanza, ni pros, ni contras, sino dudas y oscuridad, uno no encuentra esa epifanía que le haga decidirse sin asomo de duda. no hay eurekas, no hay manzana que te caiga en la cabeza, por no haber, no hay ni árbol ni bañera, coño. ¿qué hacer? ¿qué hacer? ¿qué hacer? es una pregunta tan corta que la puedes repetir hasta aburrirte de pronunciarla, pero la respuesta no está ahí, entre la conjunción, el verbo ni los interrogantes. ni siquiera está en uno mismo, y mucho menos en los demás. con lo fácil que es vivir entre afirmaciones. hasta entre negaciones. ¿dónde está el oráculo? ¿qué pasa si me equivoco? ¿saldrán rayos láser de unos ojos invisibles? ¿vendrá la nada a engullirme? esas respuestas sí que las sabes, ¿eh, puto? que venga quien quiera, el oráculo, el que sea, que venga su puta madre orácula y me coja y me reviente, qué felicidad no tener que contestar los enigmas de la vida, y que lo haga cualquier otro por mí, y que se joda, por listo, por vivir, por querer hacerlo.